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domingo, 5 de marzo de 2023

HACE MEDIO SIGLO BATÍ MI RECORD DE AUDIENCIA EN TVE. Toqué el acordeón en "Estudio Abierto" de José Mª Íñigo

Ahí estamos mi hermana Ana Isabel y yo en Madrid el miércoles 7 de marzo de 1973 en el plató desde el que emitía en directo por la 2 de TVE el programa "Estudio Abierto" de José María Íñigo, que murió en 2018 a punto de cumplir 76 años. Tengo una prueba irrefutable de aquella hazaña: la revista Teleprograma (TP) publicó una crónica y una foto sobre nuestra actuación. Yo aún no tenía 12 añitos y estudié acordeón desde los 7 en la Escuela Española de Acordeón y Guitarra que creó el GRAN MANUEL TORRES. 2 días por semana acudía durante 2 horas a la calle Ventura de la Vega, cerca de la Plaza Santa Ana, donde
aprendíamos a tocar maravillosos temas como "La Cumparsita" o "Princesa del Acordeón". Otros 2 días a las semana estudiaba solfeo en el Conservatorio de Madrid. ¿Qué aliciente podía tener un niño para pasar 8 horas a la semana dedicado a la música? Cada fin de curso, el maestro Manuel Torres nos llevaba de gira por España para dar conciertos. Así conocí Granada, Jaen, Cuenca, Zaragoza y otros destinos espléndidos. Además, en cada gala de final de curso que se celebraba en un teatro, nos repartían a todos los chavales y chavalas copas y trofeos para premiar nuestra dedicación a sacar del acordeón canciones que despertaban nuestras emociones y las del público.
Por aquel entonces no había más que 2 cadenas de televisión en España: la 1 y la 2. No sé la audiencia que tuvo nuestra aparición en pantalla, pero creo que en 25 años que llevo trabajando en TVE-Euskadi jamás habré conseguido tener más espectadores al otro lado de la cámara. Mi apellido Cámara ha marcado mi vida, primero como fotógrafo y al final como periodista de televisión. En medio pasé 14 años trabajando en RNE. ¿Quieren cantar conmigo? "Si supieras que aún dentro de mi alma conservo aquel cariño que tuve para ti..." Este tango marcó mi vida. Tendría unos 10 años cuando aprendí a teclear "La Cumparsita" en el acordeón. Nunca olvidaré lo difícil que fue para mí y para la profesora a la que le tocó enseñármelo. Estuvimos un montón de tiempo dentro de una cabina pequeñísima en la que no acertaba a darle a los 60 bajos de mi acordeón Guerrini con mi mano izquierda. Hasta entonces me había ayudado a
mí mismo con un espejo, pero hacer que la mano izquierda pulsase los botones exactos a ciegas era para mí misión imposible. Finalmente lo logré y ese tango es una partitura que se ha quedado grabada en mi cerebro. Mis dedos nunca olvidarán cómo moverse para interpretar "La Cumparsita". Nada que ver con "La Princesa del Acordeón", un vals que también llegué a tocar, pero que necesita mucho ensayo para que me salga bien. Tiene una digitación complicada, en la que los dedos tienen que volar sobre el teclado. A punto de cumplir los 12 años, mi familia se trasladó a Villasana de Mena (Burgos). A partir de ahí el músico que había dentro de mí dejó de crecer. No encontré ninguna escuela donde matricularme. Fue por aquel entonces cuando mi padre, Manuel Cámara Orive, me pidió que participara en la apertura de las fiestas de San Antonio y Santa Filomena. Ya estaba acostumbrado a tocar el acordeón en público en Villasana
cuando alguien de mi familia me decía que tenía que salir al pequeño porche de nuestro chalet para que los Cámara, los Sáez, los Orive o los Gómez alardeasen de lo buen músico que era su chiquitín. Sin embargo, cuando abrí las fiestas de Villasana sentado en un coche Biscuter que conducía Jesús el taxista, me pareció horrible ver cómo alrededor de mí los adultos se reían a carcajadas con botellas de alcohol en sus manos. Cuando volví a casa, bajé el acordeón al sótano y allí lo tuve castigado durante 4 años. A los 16 lo rescaté y empecé a interpretar de oído unas cuantas melodías que tenía en mi cerebro y en mi corazón. En 2017 me citaron para lanzar el pregón de las Fiestas de Villasana. Por fin fui alguien importante. Me podía morir tranquilo y contárselo a mis padres y abuelos, que descansaban ya entonces en el Paraíso de los
Meneses, que está encima del bollo de nubes que se forma sobre la Peña. Yo soy menés por los cuatro costados de mis cuatro abuelos. Por el costado de quien me dio mi primer apellido, mi abuelo Patricio Cámara Mendívil, que emigró hace un siglo desde Santiago de Tudela a Cuba. Mi segundo apellido me lo dio mi único abuelo nacido en Villasana, Tomás Sáez Ortiz, conocido como Tomasín, hombre recio y emprendedor, cuyas manos junto a su cuñado Francisco Gómez ayudaron a convertir Villasana en lo que es hoy. Mi tercer apellido es de otra menesa, Josefa Orive Urruela, de Santamaría de Tudela, de la que heredé un genio cambiante. Por último, mi cuarto apellido es de la entrañable Concha Gómez Ortiz, mi abuelita de
Ordejón. Mis padres, el cubano Manuel Cámara e Inés Sáez, nacida en la calle de Enmedio, me enseñaron a amar el Valle de Mena, con sus santos, sus encantos y sus gentes. Después de leer aquel pregón, me bajé del balcón del Ayuntamiento para montarme en un camioncito de 3 ruedas que conducía el GRAN MINGUÍN, dueño de Panificadora Menesa. Cuando se puso en marcha, volví a tocar "La Cumparsita" de mi alma, de mi corazón y de mi vida. "... Quien sabe si supieras que nunca te he olvidado, volviendo a tu pasado te acordarás de mí".