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domingo, 9 de abril de 2017

CONTRA EL CHANTAJE Y LA AMENAZA, PE-RIO-DIS-MO. ÁLVARO MARTÍNEZ BERRUETA. Capítulo 1.

Álvaro Martínez Berrueta, con camisa rosa, presidiendo la mesa..
    "En aumento de la Justicia contra Malhechores". Lo dice el escudo de Álava. Lástima que el lema no se aplique contra la amenaza y el chantaje que se practica en este territorio desde hace 17 años. No hablo de ETA sino de un presunto periodista que se llama Álvaro Martínez Berrueta y firma como Presidente y Editor de la revista DATO ECONÓMICO. "Te vamos a cumplimentar como acostumbramos si te pasas de la raya. Reza." Éste es el estilo amenazante de Álvaro Martínez Berrueta, que se diplomó en ese triste oficio en Madrid de la mano de un socialista llamado Javier Rojo que acabó convirtiéndose en el 4º hombre más importante de la pirámide española: alcanzó la presidencia del Senado. Nuestro "Pedro J. Ramírez alavés" colecciona dossieres de políticos, instituciones, empresarios y periodistas.  Alguien tiene que explicarle que es ilegal almacenar esa información sensible y que es un delito usarla para callar la boca de periodistas incómodos, para obtener ingresos publicitarios de empresas decentes que pagan impuestos o para lograr ayudas económicas de instituciones públicas. Cualquier VTV (Vitoriano de Toda la Vida) que esté metido en el ajillo periodístico, político o empresarial sabe cómo obra Álvaro Martínez Berrueta, pero nadie se ha atrevido nunca a publicarlo. Hasta hoy. Alguien tenían que pararle los pies.
SUSCRIPCIONES Y PUBLICIDAD: CHANTAJE EMPRESARIAL
Álvaro Martínez (FOTO CÁMARA)
    ¿Cómo sostener económicamente en una ciudad que no alcanza los 250.000 habitantes una lujosa revista mensual de 108 páginas por la que casi nadie paga en la calle los 5 euros que cuesta? Muy fácil: gracias a la agresiva política de suscripciones que capitanea Álvaro Martínez Berrueta. Un político jubilado y auditor de cuentas recuerda cómo pasó por el aro incluso un colegio profesional: "El Colegio de Abogados de Álava llegó a contratar 200 suscripciones". ¿Por qué pasarían por el aro los ilustres representantes corporativos de los letrados alaveses? La broma les salió por 11.000 euros al año. ¿Siguen estando abonados nuestros togados al impuesto revolucionario de Dato Económico? Ya no.
     Numerosos empresarios te muestran en privado su miedo a meterse con Álvaro Martínez Berrueta por las consecuencias que pueda tener contra sus negocios una crítica o la negativa a insertar anuncios o publirreportajes en Dato Económico. De momento, nadie le ha denunciado. Tiempo...
AMENAZAS A PERIODISTAS. CHANTAJE A POLÍTICOS.
     Hace varios años, Josean Querejeta, el propietario del Baskonia y el Alavés, contrató a Álvaro Martínez para hacerle el trabajo sucio de fontanería en materia de comunicación. Le paga 4.000 euros al mes. Cada empleado del Emporio Deportivo Querejeta tiene la obligación de comprar acciones de la empresa por una cantidad que duplique su sueldo mensual. Álvaro tiene el deber de tapar bocas en las redes sociales de todo aquel que se meta con las empresas de su amo. Lo hace, sobre todo, a través de las cuentas de Twitter de Norte Exprés y Kirol Exprés. También en la de Dato Economico. Colecciono cientos de folios de pantallazos de sus amenazas e insultos. Yo tampoco me libré por publicar esto hace dos años: QUÉ ES Y QUÉ NO ES EL CARACTER BASKONIA.
TRES VALIENTES ALAVESES HAN DICHO BASTA
  El 29 de marzo Raúl Chapado, presidente de la Federación Española de Atletismo, dio una rueda de
prensa en Vitoria para protestar contra los planes de Querejeta de convertir en un parking el Módulo de Atletismo "Martín Fiz" que permite entrenar bajo techo a los atletas alaveses, debajo de una de las gradas del Estadio Municipal de Mendizorroza, en el que juega el Alavés. Álvaro Martínez Berrueta arremetió en Kirol Exprés contra el presidente de la Federación Alavesa de Atletismo, el exconcejal socialista Andrés Sánchez. Una foto de Sánchez sacada de su perfil privado en redes sociales encabezaba la información. Le va a salir cara la broma a Martínez Berrueta...
    El grupo municipal de Podemos está en contra de que el Ayuntamiento de Vitoria le subvencione a Querejeta las obras de ampliación del Estadio de Mendizorroza, que es propiedad de todos los vitorianos. El Alavés presentó en otoño una maqueta del nuevo Mendizorroza, que incluiría 12.000 localidades más que añadir a las casi 20.000 que tiene. Querejeta es como un niño consentido que consigue todos sus caprichos. Ya lo hizo con el Buesa Arena. La ampliación de 5.000 localidades por 30 millones de euros la pagamos todos los ciudadanos a escote, seamos o no aficionados al basket. Ahora toca futbol. En vez de cautivar a los grupos políticos con un proyecto viable, presentó una maqueta y fue como si dijese: "Que me construyan esta pirámide". Por firmar los comunicados de prensa de Podemos, la periodista Jaione Sánz, fue amenazada por Álvaro Martínez Berrueta en una conversación telefónica. El concejal de Podemos Jorge Hinojal ya ha probado también el jarabe de palo del periodista de Querejeta. Pero ya hemos dicho BASTA. Hacemos un llamamiento a toda la ciudadanía que se quiera unir a los periodistas, políticos o empresarios que defendemos el PE-RIO-DIS-MO frente a la amenaza y el chantaje. Firma aquí.


domingo, 2 de abril de 2017

DESNATURALIZAR LA VIOLENCIA, por Antonio Rivera.

Antonio Rivera, a la derecha... Alejado de la autoridad actual de la UPV
      Antonio Rivera es un historiador que llegó a ser vicerrector del campus de Álava de la UPV entre 1997 y 2004. Intentó convertirse en rector pero perdió las elecciones y se metió en política: fue parlamentario y viceconsejero de Cultura como independiente en el Gobierno Vasco del socialista Patxi López, sin dejar de militar en el sindicato CGT. Al terminar su paso por la política volvió a dar clases en la UPV.
     El pasado 17 de marzo le vi plantado delante de la Facultad de Letras de Vitoria muy alejado de
Antonio Rivera Blanco
las autoridades que presidían un acto de protesta contra los repetidos actos de violencia que se producen contra el campus de Álava. Pensé que Antonio Rivera tendría mucho que decir sobre la debilidad que demuestran las autoridades universitarias actuales frente a quienes maltratan la Universidad de toda la ciudadanía vasca. Yo ya lo hice hace una semana en este artículo titulado MIEDO EN LA UNI DE LA RECTORA BALLUERKA. IKASLE ABERTZALEAK IMPONE SU LEY.
     Tras aquella concentración silenciosa, abordé a Antonio Rivera y le propuse que escribiese algo. Siempre es un placer leerle. Con su eterna sonrisa, me dijo que "algo estaba rumiando". Aquí está el resultado, un artículo publicado esta semana en las páginas de opinión de EL CORREO

DESNATURALIZAR LA VIOLENCIA. 

El lehendakari mandó un tuit condenando la violencia y exigió "una respuesta firme, legal (sic) y contundente de las instituciones vascas". Nadie entiende qué pasa en la universidad vasca. Nadie entiende que pase ahora lo mismo que venía pasando durante decenios, cuando la misma partida de la porra imponía por la fuerza el silencio, el cierre y el éxito de sus convocatorias. Entonces todo se entendía porque el sagrado manto de la patria proporcionaba la significación. Había un conflicto en Euskadi y ese conflicto lo personificaba ETA y su entorno, incluido el estudiantil. Pero ahora ya no hay conflicto, ni casi ETA ni, por tanto, sentido para el empleo de la violencia política. Ahora parece ajena, tanto en tiempo como en formas y lenguaje. Le acompañan reclamaciones que no se reconocen como voces vascas: capitalismo, heteropatriarcado, ideología burguesa, clase obrera, revolución. Incluso no atienden a sus mayores de la vieja causa cuando les censuran por volver a anteriores
Ikasle Abertzaleak impidió hablar a la actual rectora en un acto electoral. 
procedimientos, ya periclitados (a instancia y oportunidad establecida solo por ellos). Se intuye que los muchachos son de aquí porque el euskera es su único vehículo de comunicación y por su insistencia en un modelo propio para cada cosa, pero bien podrían ser ajenos.

No se entiende que renuncien a argumentar y que se apliquen solo a la fuerza. Nadie sabe qué pedían esos estudiantes; solo ha quedado el rastro de su acción. Acción por la acción, puro activismo. Pero, ¿no era así antes, ya desde los noventa? No, entonces estaba la patria –el conflicto que (man)tenía la patria– para justificarlo.

El hombre es un animal que justifica. En su necesidad de explicarse cualquier exceso, los ideales son la coartada perfecta porque nos distancian del nihilismo. Solo los criminales se atreven a hacer daño sin filosofar (Robert Musil). La gente normal hace daño por un ideal y eso les justifica, cuando en realidad el objetivo político debiera ponerles a la cabeza de los canallas: hacer daño a sabiendas y con planificación para lograr algo en el lejano futuro. Pero así pensamos aún.

Y así hemos pensado hasta ahora. Si había objetivos, el medio más horrendo (matar) podía tener justificación. La violencia terrorista se naturalizó en Euskadi en los sesenta del pasado siglo. Una
A Ikasle Abertzaleak las cámaras de videovigilancia no les gustan nada...
dictadura interminable no permitía competir políticamente, luego cabía el recurso extremo. ETA y su violencia se naturalizaron, los naturalizamos. Acudían entonces a las unidades de acción de los opositores en igual condición y trato que una asociación de vecinos, un partido o un sindicato. Llegó la democracia, la Constitución, el Estatuto, el autogobierno y ETA siguió matando, su mundo jaleándola y nosotros naturalizando su presencia, justificándola en parte: del “por algo será” se pasó al “por algo lo harán”. Todo por la patria.

A tal punto fue así que se vinculó el final de la violencia al logro total de las demandas de esos patriotas: el programa político final de los nacionalistas. Estella, Ibarretxe, su plan, saltan al recuerdo. El sano objetivo final era desarmar y legalizar a ETA, a costa de cualquier cosa, incluso de reconocerles de nuevo como otro agente más. Así se afirmó, sin producir hilaridad: al cabo, la organización terrorista ya había corregido trazados de carreteras, determinado dónde construir infraestructuras, establecido si se podían proyectar películas X en los cines de los ochenta, expulsado a tiros a traficantes y protegido, en suma, a la comunidad acechada por mil peligros. Incluso cuando se decidió acabar con esa naturalización –la Ley de Partidos que prohibió competir en política mientras se manejaban pistolas en esa lid– se interpretó como antidemocrática.

Ahora que esto parece que se ha acabado, algunos insistimos en que el relato es determinante. Los que se asustan hoy por la violencia de esos muchachos prefieren diluirlo, despolitizarlo. Pero si no dejamos claro, no solo que aquello estuvo mal, sino que en la democracia solo vale la democracia, cualquiera puede volver a esgrimir el eterno conflicto, estableciendo una mayúscula justificadora de entre los muchos problemas que tiene esta o cualquier sociedad. Así lo están haciendo estos estudiantes, y eso nos llena de estupor y miedo. Pero lógica hay: si no desnaturalizamos la violencia, si no la privamos de justificación de principio a fin, no podemos rasgarnos las vestiduras cuando un joven se vuelve a portar como cuando nosotros lo éramos, con la misma trama argumental.

De ahí la importancia del relato. Porque no es que haya rescoldos de lo anterior. Hoy hay las mismas razones que hace diez, veinte o cuarenta años –al menos desde que acabó la dictadura– para quemar y romper. Posiblemente ninguna, si se puede acudir al convencimiento y al respeto del libre albedrío. Solo que antes naturalizábamos la presencia de quien blandía esos objetivos justificadores y ahora no estamos por la labor de hacerlo porque nos pilla ya hastiados y convencidos de haber pasado a otra situación.

“El pasado es lo que antes fue real y que, por no serlo ya, ahora se ha convertido de nuevo en posibilidad y puede recordarse e interpretarse distintamente. Por eso, como el futuro, también el pasado, visto desde el presente, es el gran espacio de lo posible” (Rüdiger Safranski). Así que, sin mentir ni mentirnos, tenemos que dejar claro el pasado, para que no pase lo que está pasando con estos violentos pertinaces, cuyo presente vive y bebe del ayer. Hoy ya solo lo hacen ellos y por eso nos parecen tan extraños, pero son nuestros hijos. Y con ellos tenemos en ocasiones la misma tentación de naturalizarles repitiendo el fracaso que tuvimos con sus mayores: pensar que la bestia se refrenaba abasteciéndola de parcelas de poder. Aquello no funcionó porque no hay causa, ni siquiera la patriótica, que permita saltarse la raya de la democracia y de la no violencia. ¿Volverán nuestras autoridades a jugar a lo mismo o han aprendido ya con esta?