Hace 41 años, Euskadi aprobó en referendum su Estatuto de Autonomía . No votaron ni en 60 por ciento de los vascos. De ellos, el 90 por ciento dijeron sí. A partir de entonces empezó a engordar una máquina de corrupción política engrasada con el aceite de los Derechos Históricos que se otorgaron a esta comunidad gracias a que había aprobado otro Estatuto de Autonomía antes de la Guerra Civil. Al Gobierno Vasco se le concedió el privilegio de usar las tres Diputaciones Forales para recaudar impuestos y redistribuirlos como le vino en gana. Poco antes, la Constitución había usado las tijeras de podar para inventarse un mapa de las autonomías que negaba el mismo privilegio histórico de Euskadi a regiones como Castilla y León, Aragón o Extremadura, que todo el mundo sabe que no tienen pasado, no tienen historia y no merecen ni el nombre que llevan. De aquella chapuza de corte y confección nació un Estado Inútil que sólo ha servido para mantener una estructura absurda y millones de pesebres...