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domingo, 16 de enero de 2022
El reto de moverse en Vitoria. BEI CONTRA GASTEIZ. Bus Eléctrico Inteligente contra conductores y peatones.
Esta semana me ha tocado reportajear para TVE la puesta en marcha en Vitoria del Bus Eléctrico e Inteligente (BEI) con pasajeros. Este verano nuestra ciudad se hizo famosa al viralizarse una foto del "cruce más raro del mundo", entre las calles Beato y Pedro Asua. Los encargados de reorganizar el tráfico en Gasteiz para dar preferencia a los nuevos autobuses han convertido en un caos numerosos puntos de nuestra red viaria urbana. Se han inventado rotondas partidas por la mitad y señalizaciones horizontales que convierten en una aventura peligrosa circular en coche o dar un paseo. Muchos forasteros se preguntarán qué quiere decir "TUVISA" cuando se encuentran esta palabra pintada sobre el asfalto. ¿Habrá que sacar la tarjeta de crédito, "tu Visa", para invadir ese carril? Pues no. El ayuntamiento ha reservado en exclusiva kilómetros de calzada para TUVISA, siglas de Transporte Urbano de Vitoria, SA. Los demás autobuses, que se busquen la vida como hacen automovilistas, transportistas, motoristas, ciclistas y peatones. Cruzar la calzada a pie en ciertos lugares es otra aventura de alto riesgo. Los pasos de cebra se interrumpen en la mediana, a mitad de camino entre una acera y otra. Todo vale con tal de dar mayor rapidez al BEI para justificar la enorme inversión de dinero público destinada a poner en marcha una sola línea periférica con 13 autobuses. Los usuarios sólo se ahorrarán dos o tres minutos en sus desplazamientos. A cambio, cada uno de los 254.445 vitorianos nos hemos gastado 216 euros por cabeza en este invento. El concejal de Movilidad, Raimundo Ruiz de Escudero, sostiene que el BEI sólo ha costado 9 millones de euros. Prefiere subrayar sólo el coste de los 13 autobuses olvidándose de la millonada invertida en las obras de urbanización y en la construcción de las paradas. La web del Ayuntamiento de Vitoria asegura que el presupuesto global para poner en marcha el BEI asciende a 43 millones de euros. La cantidad real que nos costará es de unos 55 millones, que salen de las arcas de un consistorio cuyo presupuesto para este año es de 410 millones. Los mandamases de Vitoria están obsesionados por apuntarse medallas en materia de sostenibilidad como el título de European Green Capital que ostentó la ciudad en 2012. ¿Pero es sostenible volver loca a la ciudadanía con obras interminables y jeroglíficos como los que han dibujado en el asfalto para mayor gloria del BEI? Estos 13 autobuses eléctricos se ponen en marcha cuando Vitoria todavía no ha terminado el despliegue del tranvía por la ciudad, que empezó en 2008. Hemos dejado de ser la Capital Verde para convertirnos en la Ciudad de las Dudas. Desde hace décadas, los sucesivos gobiernos de Gasteiz liderados por PNV, populares y socialistas no han hecho más que dar palos de ciego en materia de movilidad. Tardaron la intemerata en decidirse a apostar por el tranvía y ahora siguen volviéndonos tarumba con el soterramiento de la estación de ADIF para que llegue el AVE a Vitoria. Mientras, los gasteiztarras miramos el mapa de nuestros medios de transporte público como un galimatías repleto de líneas de autobuses listos y nuevos, autobuses tontos y viejos, tranvías... La ciudad de las rotondas es ahora la de los cruces inverosímiles. Yo ya me he comprado un helicóptero monoplaza (eléctrico, por supuesto) para moverme por Vitoria sin peligro.
EL ORIGEN DEL CAOS: Jorge Hinojal, exconcejal de Podemos en Vitoria, me ha recordado cómo se gestó el nacimiento del BEI. En 2016 toda la oposición municipal estaba "muy mosca con la movilidad porque entendía que faltaba una visión completa de todas las necesidades y una priorización técnica de los pasos que había que dar". Añade Hinojal que "el gobierno de Urtaran no hacía más que lanzar guiños a la ciudadanía con proyectos parciales promovidos por un interés político más que técnico: hoy el tranvía a Salburua, mañana al Sur, pasado a Zabalgana..." Finalmente, aquella unión de la oposición se rompió cuando EH Bildu decidió colaborar con el PNV en medio de una precampaña electoral vasca. Miren Larrión decidió entonces apoyar el BEI en un momento político en el que ella necesitaba aparecer como una "persona de consenso y llegó a aparecer como posible relevo de Arnaldo Otegi como líder de la izquierda abertzale".
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