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viernes, 29 de octubre de 2010

LA LIBERTAD DE GOTZONE


La memoria humana es muy selectiva. Somos capaces de borrar incómodas partes del pasado subrayando otros episodios de nuestra vida de los que nos sentimos orgullosos. Es posible que en el caso de algunos presos, esa capacidad se acentúe.
ETXERAT ha difundido una carta de una reclusa de ETA llamada Gotzone López de Luzuriaga, que cumple una condena de 30 años en la cárcel de Villanubla, en Valladolid. Extractamos algunos de los contenidos de esa misiva escrita por esta alavesa que nació en Salvatierra el 15 de Diciembre de 1958:

LA CARTA DE GOTZONE

“… Me impiden salir en libertad, habiendo cumplido íntegramente la condena. Sin mediar palabra, añaden 9 AÑOS a los 21 que llevo cumplidos… buscan nuestro aniquilamiento físico, anímico y político… Yo me revelo (sic)… Porque las leyes no han cambiado y son de la época franquista nada menos, pero la cuestión es que esa “reinterpretación” elimina de un plumazo tu Fecha de Libertad, desaparece… Cuando llevaba 18 años presa y ya debería estar libre con la condicional, me llegó la enfermedad, el cáncer, el ENGAÑO: se me hizo creer que iba a salir para recibir los tratamientos médicos necesarios en condiciones dignas, con los míos… Lo que llega es el “chantaje”. Por encima de criterios médicos, reconociendo en informes que las condiciones carcelarias no son las adecuadas para llevar los duros tratamientos, sus efectos secundarios… Cuando más débil estaba, sin escrúpulo alguno, llegaron a sacarme de la cama donde tiritaba de frío para bajar forzosamente a un despacho donde me leyeron una primera vez (después hubo más en otros formatos) en qué consiste el “chantaje”. Para resumir: “No te arrepientes, ea ea, no firmas, aquí te quedas.” Todo lo demás no importa. Ni tu salud, ni las condiciones, ni tu Familia, nada.-…” (Fin de la cita).
(Foto Saúl)

EL PASADO DE GOTZONE

Cuando uno intenta saber por qué está en la cárcel un preso de ETA, puede acabar creyéndose las interpretaciones interesadas de la verdad que hace el entorno de la Izquierda Abertzale Radical. El 11 de Octubre de 2010, una búsqueda en Google de las palabras “Gotzone López de Luzuriaga” arrojó 8.920 resultados. Bucear en las páginas propuestas por Google con el fin de conocer qué hizo Gotzone para acabar en la cárcel tampoco arroja luz sobre su pasado. Casi todas las informaciones (25 de las 30 primeras páginas) coinciden en presentarla como una “presa arabatarra gravemente enferma y encarcelada que lleva 21 años de lucha y compromiso con los derechos de su pueblo”. El concepto “presa política” también se aplica frcuentemente a Gotzone. Incluso se asegura que “la Audiencia Nacional denegó su solicitud de libertad condicional por no renunciar a sus ideas políticas”.
¿Debe uno conformarse con esa versión incompleta de la biografía de Gotzone López de Luzuriaga que aparece en 25 de las primeras 30 páginas de Google con referencias a su nombre?
Para conocer el pasado delictivo de los presos de ETA no basta con la consulta en Internet. Hace falta llamar a otras aldabas. Afortunadamente, en los últimos años existen asociaciones que agrupan a las víctimas del terrorismo dispuestas a mantener viva la memoria de lo que pasa y pasó en Euskizofrenia.
El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) nos recomienda echar una ojeada a un par de libros: “Mujeres de ETA” y “Vidas rotas”.

“MUJERES DE ETA”

En “Mujeres de ETA”, (de Matías Antolín, editado en 2002 en la Colección Temas de Hoy) hay un capítulo titulado “La casera del Comando Araba” en el que se cuentan las razones por las que Gotzone fue condenada. Extractamos algunos fragmentos de dicho libro:


“… Semana Santa de 1988. Los amigos de ETA de María Gotzone López de Luzuriaga desean asesinar a un general del Ejército que era vecino de sus padres en Salvatierra (Álava). María Gotzone se encargó de informar al comando de los hábitos que tenía la futura víctima, destacando que solía ira misa y pasear solo por las proximidades del cementerio de esa localidad. También les hizo saber que el general sólo acudía al pueblo en vacaciones de verano o en Semana Santa, ya que residía en Madrid. La etarra se desplazó a Salvatierra y comprobó que el general Azcárraga se encontraba en el pueblo. Desde la casa paterna realizó una llamada a su piso de Vitoria, donde vivían alquilados dos miembros del comando, para decirles que el objetivo estaba a tiro, no sin antes hacer una descripción del general y de su esposa. El día señalado se presentaron en su piso de Vitoria dos etarras, cargados con grandes mochilas. Al salir, pidieron a María Gotzone y su marido que no se asomaran a la ventana, no deseaban que ellos vieron el coche en que se iban.
El día del atentado, la llamó su madre diciendo que habían asesinado al general. También llamó el etarra Manuel Urionabarrenetxea Betanzos “Manu”, para decirle que todo había salido bien. A los dos días, se reúnen “Manu”, Juan Carlos Arruti Azpitarte, “Paterra”, Ramón Aldasoro Magunacelaya y Juan María Oyarbide Aramburu, “Txiribita”, con “La Casera” Maria Gotzone y comentan el atentado. Cómplice pasivo del asesinato del general es también el marido de la etarra, Iñaki Fernández de Larrinoa Pérez de Luco (por lo menos). Los dos alquilaron “gratis” su piso en la calle Pintor Adrián Aldecoa, 3, 8º B, de Vitoria, al Comando Araba.
Maria Gotzone, (…) nació el 15 de diciembre de 1958 en Salvatierra. Entró en ETA en 1985. La primera cita la tuvo con dos etarras, que se presentaron como “Marisol” y “Navarro”; estaba con ella su esposo y tuvo lugar en un bar-restaurante que se encuentra entre la localidad de Landa y Salinas de Léniz. A partir de aquí vuelven a reunirse en este mismo local en varias ocasiones. En el mes de julio de 1987, asiste a la cita otro etarra más, conocido por “Paterra”. Los tres se van a vivir a casa del matrimonio. Es donde se fragua un atentado contra dos policías nacionales en Armentia y se decide que sería “Marisol” la encargada de accionar el artefacto explosivo.
Contó María Gotzone a la policía que sobre las tres y cuarto horas del día 6 de agosto de 1987 su marido acompañó a “Marisol” a un bar que se encuentra en la calle Fernández de Leceta de Vitoria, donde la dejó (…) María Gotzone se enteró por “Navarro” esa tarde de que el atentado se había cometido. Esa misma noche acompañan en su coche al terceto de la muerte a Ochandiano.”

“VIDAS ROTAS”

Otro libro, “Vidas rotas”, editado por Espasa y escrito por Rogelio Alonso, Florencio Domínguez y Marcos García Rey, recoge en sus 1300 páginas el trágico destino de las 857 víctimas mortales de ETA en sus 50 años de existencia. “Vidas rotas” completa esa parte de la biografía de Miren Gotzone López de Luzuriaga que no es fácil encontrar en Google:


“Los policías nacionales Antonio Ligero Hec y Rafael Mucientes Sanz fueron asesinados el 6 de agosto de 1987 durante las fiestas patronales de la Vírgen Blanca en la capital alavesa. Varios terroristas de ETA colocaron un coche-bomba en la cuneta de una curva en el barrio de Armentia, de Vitoria. El vehículo estaba cargado con treinta kilogramos de explosivo y cuarenta de metralla. Un detonador a distancia accionó la bomba que mató a los dos agentes y causó heridas de metralla a la ciudadana Obdulia Vega Solac.
Antonio Ligero, de 30 años, era natural de la localidad gaditana de Conil de la Frontera. Dejó viuda y dos hijos. Había sido mecánico naval antes de incorporarse a la Policía Nacional. Llevaba 3 años destinado en Vitoria.
Rafael Mucientes tenía 37 años. Era natural de la localidad vallisoletana de Mojados. Estaba casado y tenía dos hijas. Cuando fue asesinado llevaba 16 años en la Policía Nacional, cinco de ellos destinado en Vitoria.
Según sentencias de la Audiencia Nacional, los tres responsables del atentado fueron José Javier Arizkuren Ruiz, Juan Carlos Arruti Azpitarte y María Soledad Iparraguirre. Los miembros de la célula terrorista se alojaron desde finales de julio de 1987 en casa del matrimonio formado por Miren Gotzone López de Luzuriaga e Ignacio Fernández de Larrinoa, quienes ayudaron a los etarras a huir a Francia. La Audiencia Nacional condenó a los etarras Ignacio Fernández de Larrinoa y Miren Gotzone López de Luzuriaga porque “ayudaron a los miembros del comando en los preparativos”. Fueron sentenciados a 30 años de reclusión mayor por un delito de atentado con resultado de muerte.”

“PRESA POLÍTICA”

Gotzone López de Luzuriaga está en su derecho de considerarse una “presa política”, pero los ciudadanos también podemos pensar que si está en la cárcel no es por luchar políticamente por la independencia de Euskal Herria sino por haber ayudado a unos asesinos a acabar con la vida de 3 personas. Gotzone es una de los presos de ETA que se han visto afectados por la llamada doctrina Parot. Sepamos de qué va esto…

DOCTRINA PAROT

En 2006, el Tribunal Supremo impidió a los presos de ETA refundir sus condenas en una sola de 30 años, el máximo de cumplimiento establecido en el Código Penal de 1973. Hasta ese momento, terroristas que sumaban siglos de prisión por numerosos asesinatos veían reducida su pena a los citados 30 años, sobre los que se aplicaban redenciones por trabajo o estudios. El resultado era que los etarras con penas más elevadas no pasaban más de 20 años en la cárcel. El fallo del Supremo estableció que las redenciones no se aplicasen sobre el total de 30 años sino sucesivamente sobre cada una de las condenas. Esta resolución se aplicó por primera vez al etarra Henri Parot, condenado a más de 50 siglos de reclusión por su implicación en 82 asesinatos. Fue entonces cuando empezó a hablarse de “Doctrina Parot”.

BENEFICIOS PENITENCIARIOS

Gotzone López de Luzuriaga pensaba salir de la cárcel el pasado 11 de Agosto de 2010. Tras la aplicación de la Doctrina Parot, se retrasa su salida de prisión hasta el año 2019.
Otros presos de ETA sí que están disfrutando ya de la política de reinserción que reconoce la Constitución Española en el apartado 2 de su artículo 25:
“Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado (…) tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad.”
El Reglamento Penitenciario de 2006 establece que el Equipo Técnico de cada prisión puede recomendar a la Junta de Tratamiento la concesión o no de los beneficios penitenciarios a los reclusos. Los jueces de Vigilancia Penitenciaria son los que tienen la última palabra. ¿Y con arreglo a qué criterios? Aquí entran en juego los matices.
Gesto Por la Paz y Denon Artean consensuaron en 1994 una propuesta de criterios de reinserción:
- Desvinculación de la organización armada.
- Acatamiento de las reglas y principios básicos democráticos.
- Reconocimiento del daño causado.
La Asociación de Víctimas del Terrorismo también tiene sus propios criterios de reinserción:
- Condena expresa de la violencia terrorista y el abandono de ETA.
- Petición de perdón a las víctimas.
- Que comiencen a satisfacer a las víctimas las indemnizaciones que establecen los tribunales.
Con unos criterios u otros, la reinserción es un hecho. Presos como José Luis Álvarez Santacristina, “Txelis”, podrá abandonar la cárcel de Nanclares varias horas de lunes a viernes para asistir a cursos de formación porque ha cumplido todos los requisitos legales: ha cumplido la mitad de su pena, ha condenado la violencia de ETA, se ha comprometido a pagar las indemnizaciones derivadas de sus crímenes y ha pedido perdón a las víctimas. Ya son 25 los presos de ETA que han firmado una declaración en la que se comprometen a compensar a las víctimas del terrorismo. Otro centenar de presos de Villabona y Zuera también están dispuestos a seguir sus pasos. Gotzone López de Luzuriaga también tiene el derecho a decidir sobre su futuro.

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