
Agredir a un periodista o atentar contra una cruz son las nuevas hazañas de unos fascistas disfrazados de indepes y borrokas. No me gusta nada el estilo provocador de Cake Minuesa, a quien sacudieron un puñetazo en directo mientras cubría para Intereconomía las manifestaciones de Barcelona contra la reunión del Consejo de Ministros. Sin embargo, reivindico su derecho a decir lo que piense y a emplear el micrófono para su cruzada en defensa de España. No soy católico, pero como vitoriano me he sentido ofendido por el intento de unos borrokas de derribar la Cruz de Olárizu. Vivimos tiempos convulsos en los que el Pensamiento Único da licencia a algunos para usar la violencia contra el diferente. ¿Qué hervor le falta a su inteligencia? ¿Qué les hace saltar de la indignación al puñetazo? ¿Se han creído que la vida es un videojuego?EL LÁTIGO-MICRÓFONO DE CAKE MINUESA
Estoy en las antípodas del periodismo que practica Cake Minuesa. Alguna vez he coincidido con él en las calles y no me gusta que use el micrófono como látigo contra izquierdistas o independentistas. La liturgia de las ruedas de prensa no se ha hecho para él, le encanta saltarse el protocolo y preguntar cuando y como le da la gana. Convierte cualquier acto informativo en un espectáculo a su servicio. Tampoco ha inventado nada. Ese tipo de periodismo lo importaron desde Argentina los reporteros de Caiga Quien Caiga. Como espectador, me gusta que se incomode al político corrupto o tramposo, pero me fastidia que se le toque las narices al ciudadano corriente y moliente. Sin embargo, defiendo el derecho de Cake Minuesa a ejercer el periodismo como le dé la gana.
CRUZ DE OLÁRIZU: SANTA MISIÓN BORROKA
En 1952, un grupo de vitorianos pusieron en marcha una suscripción popular para levantar una cruz
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| Base de la cruz, tras el sabotaje. (Foto El Correo) |



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