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El desayuno de un naúfrago. |
A sus 40 años, Teo es epiléptico y
camionero. En plena crisis es difícil trabajar de chofer con esa enfermedad. Me topé con él el pasado invierno en la calle
Dato de Vitoria. Eran las 9 de la mañana, nevaba y Teo trataba de parar
viandantes para pedir ayuda, pero le confundían con un mendigo o un borracho y
pasaban de él. Yo iba a renovar el pasaporte de mi hijo. Paré y me pidió perdón
por hablar tartamudeando. Estaba muy confuso. Dijo que llevaba horas tratando
de ir a su piso en la periferia de la ciudad. Que le habían ingresado a
medianoche en el Hospital Santiago con un ataque de epilepsia que le sorprendió
en casa mientras pelaba patatas para cenar. A las 5 de la madrugada pidió que
le dejasen salir porque en el box del hospital donde le metieron no podía
dormir. La camilla no tenía ropa de cama, hacía frío y la luz no se podía
apagar. Le dieron una receta para su medicación contra la epilepsia y le
dejaron salir. La calle era una trampa, con agua, nieve y frío. Teo no tenía ni
un euro para pagar la receta, coger un autobús o tomarse un café. Era un
naúfrago en plena capital de Euskadi. Cuando pidió auxilio a una patrulla de la Policía Municipal le dijeron que ellos no eran taxistas. Teo asegura que tampoco la Ertzaintza le supo ayudar. Decidí llevarle a las oficinas del pasaporte
de la Policía Nacional para que entrase en calor. Después, desayunamos y me contó su
historia. Se había ido a Alemania para trabajar de chofer pero en un par de
meses tuvo que volver sin un euro en el bolsillo. Además, había caído en las
redes de una Empresa-Pirata de Crédito Rápido. Le habían unificado el crédito
hipotecario con otro préstamo y debía unos cuantos recibos con intereses
usureros. Su piso no tenía luz ni calefacción. Su familia no podía ayudarle. No
sé si 8 meses después su vivienda sigue siendo suya. Teo es carne de desahucio.
Sin embargo, no acudió a la cita que le concerté con KALERATZEAT STOP ARABA (http://kaleratzeakstopdesahuciosaraba.blogspot.com.es/2013/08/kaleratzeak-stop-araba.html)
.
Teo es uno más de los ciudadanos
aplastados por la crisis-estafa. En 2012 hubo 101.034 desahucios en España. En
Euskadi los desalojos fueron 1.884. Detrás de cada uno, una tragedia.
PLAN ANTI-DESAHUCIOS DE VITORIA
El pasado 14 de mayo, todos los partidos
del Ayuntamiento de Vitoria se encerraron en una jornada de trabajo con la
viceconsejería de Vivienda y la dirección de Justicia del Gobierno Vasco, el
Ararteko, el Síndico de Vitoria, los colegios de Abogados y Economistas,
Cáritas, Stop Desahucios y Kaleratzeak Stop Desahucios. Caja Vital (ahora
Kutxabank) también fue invitada, pero no acudió. La Vital tiene la mitad de las
hipotecas de Vitoria, pero no le debió parecer importante la reunión. En el
camino de la conversión de una Caja de Ahorros en un Banco, la Vital que
preside el político del PP Fernando Aránguiz parece estar perdiendo humanidad.
El socialista Juan Carlos Alonso, presidente de ese Grupo de Estudio sobre
Desahucios, ha dicho que “echó de menos el alma” de esa Caja Vital de la que él
mismo fue vicepresidente.
Ayer se presentaron las conclusiones de
ese grupo de estudios. Quieren que se haga un inventario del parque de
viviendas públicas de Vitoria que siguen vacías. ¿No es increíble que nadie lo
haya hecho aún? Pretenden también que se busque la fórmula para que esos pisos
desocupados que hemos pagado entre todos puedan ser habitados por familias
desahuciadas. El Partido Popular que en el Gobierno de España es tan
contundente con los más desfavorecidos y tan amable con los bancos, en Vitoria
no apoyó estas propuestas. Seguro que al final de la película el alcalde Javier
Maroto se suma al consenso por la fuerza de los 18 concejales que suma la
oposición (PSE, Bildu y PNV) frente a los 9 que tiene él. Acabará firmando lo
que sea para seguir pareciendo el “verso libre” del PP. Sin embargo, el Plan
Anti-Desahucios puede haber llegado tarde. El Gobierno Vasco ya permite que
cualquiera pueda comprar las viviendas vacías de protección oficial que se
mueren de asco sin inquilino ni comprador. El bolsillo de Lakua puede acabar
tan vacío como el de mi amigo Teo. Pero, como en los casinos, la banca siempre
gana.
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